Según la mitología sintoísta, Konohanasakuya-hime es la diosa del monte Fuji y la ermita Asama se erige en las faldas del monte para evitar erupciones del volcán. Las sociedades Fuji-kô surgidas en el período Edo (1603-1867) todavía existen actualmente. Veneran a la montaña como una deidad femenina y promueven a sus miembros subir a ella para así renacer purificados.